En el periódico de hoy, 22-10-22, leo el artículo de opinión “Sigue sin haber verdaderos líderes contra la crisis climática” firmado por Greta Thunberg y traducido por F. de Zárate de The Guardian. Aunque no he dejado de tener presente, citándola en más de una ocasión, a la adolescente que concitara cada viernes en defensa de la Tierra, hoy entiendo muy conveniente acoger sus propias palabras. De esta manera podremos apreciar si aquel boom era algo más que la anécdota en torno a una quinceañera afectada por el síndrome de Asperger que se extinguiría, como tantos otros, en poco tiempo. El citado escrito puede mostrar, a quien lo quiera ver lo que hay de maduración, coherencia y acierto en esta jovencita a sus 18 años. Parece que, lejos de que tuvieran razón sus detractores “del niña tú estudia y deja esto para mayores”, se ha cargado con más razones y ha acabado precisando necesidades para sus empeños. Porque cree que el cambio climático no deja de crecer como peligro, tanto mayor para jóvenes, no está de más el reproche a la generación adulta en el poder por la actitud remolona en conjunto y criminal en cierta parte.

Con la perseverancia, característica de su circunstancia personal, había empezado estudiando lo que le preocupaba, el devenir del planeta. Consciente de sus limitaciones, fundamentaba sus denuncias en cuanto venía aprendiendo. De los científicos y, como un Sócrates al revés, fue eligiendo preguntas, para, con el caudal de las respuestas, enriquecer su propia alforja. Esa alforja se ha venido nutriendo también de la realidad social que viene condicionando también la mejora ambiental. En ese sentido, parece no ignorar su poder de persona mediática que puede hacer crecer el movimiento conservacionista, al tiempo que pide la presencia de liderazgos con más sentido y proyección que el de ella misma. En pro de tal, combina su presencia en actos multitudinarios con otros más institucionales o sectoriales, integrados por el mismo norte. En el propio escrito cita a Antonio Guterres, secretario general de la ONU y al presentar valorando el último IPCC, Informe del Panel de Científicos:”Estamos al borde de un abismo, como podemos ver con las sequías, olas de calor, tormentas,…”.

En su escrito, vuelve a recordar la realidad referida en la destacada Cumbre Climática de París en el año 2.015. Los acuerdos de entonces, respaldados por 56 países, obligaban a no subir del 2ºC los gases que agravan el efecto invernadero. De tal encuentro, podemos recordar la satisfacción de las representaciones de dichos estados por el gran avance, del que se decía que aseguraba el futuro para varias generaciones. Sin citar las venidas a menos, como el retraso en las dichas firmas, así como la retirada de EEUU durante la nefasta presidencia de Trump, o las mediciones poco rigurosas sobre efecto invernadero como las llevadas a cabo en la propia Suecia, apela a la necesaria honestidad para seguir la senda de París. De cara a la próxima cumbre en Glasgow, detalla la realidad mundial a través del estado anfitrión con una producción anual de 570 millones de barriles de petróleo y dueño de unas reservas de 4.400 millones de barriles de petróleo y gases en la plataforma continental. El Reino Unido que es de los diez mayores emisores de CO2. En ese contexto, creo que ha de tenerse en cuenta o no la tolerancia con las empresas energéticas en defensa de sus beneficios, en la actual crisis de la electricidad y ante la imperiosa eliminación de uso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas).

Como mensaje de fondo, yo creo ver, la citada petición de líderes de opinión mundial con el suficiente arrastre e incidencia en el poder mediático, para la implicación ante este peligro para la humanidad. Entiende urgente que esa mayoría social remolona haga suyo el reto de optar entre el actual estilo de vida consumista. Vida, en ocasiones, menos placentera de lo que parece y sembrada inconvenientes poco apreciados, incluso contra la salud y bienestar completo. La otra opción es la de salvación del planeta vivo, capaz de ofrecernos una vida digna, probablemente más satisfactoria .