Dice el señor Lambán, presidente de la Comunidad de Aragón, que las nevadas que ahora fastidian pueblos, ciudades y carreteras, demuestran que no hay cambio climático. Ésa es una muestra más de los dirigentes políticos incapaces de mirar con una mínima perspectiva lo pasa o puede pasar. Parece que se dejan llevar por la inmediatez y lo juegan todo a lo que les ofrecer una aclamación por un éxito cercano aunque después venga el desastre. Digo esto porque se trae entre manos una iniciativa para aumentar el turismo aragonés. Dejo al margen cómo afectan las actuales crisis al casi monocultivo del sector turístico, aunque sus secuelas se multiplican por doquier. La cosa tiene que ver con el proyecto de ampliación de la pista esquiable en Cerler y la otra manera de ver el proyecto. Por mi parte no puedo olvidar lo que hacemos con la naturaleza. No tengo claro que la ligereza negacionista del señor Lambán, como el celo constructor de Ayuso y Moreno Bonilla sea la mejor enseñanza que estas crisis nos vienen ofreciendo. Para ello será bueno ver lo que dicen los expertos sobre los asuntos que ocupan.

Si miramos lo establecido por el panel de científicos para el cambio climático, podemos colegir que el calentamiento global del planeta no es la única característica de dicha realidad. El clima cambia de varias maneras, como con primaveras anticipadas que desorientan el ciclo vital de determinados plantas y animales. Precisando esa observación se acaba de pronunciar Julio Díaz investigador jefe del Instituto de Sanidad Carlos III.” La crecida del calentamiento del planeta no significa la desaparición de olas de frío”. Éstas pueden cambiar en su distribución aumentando sus puntas a costa de menos periodos. Pese a la gran desaparición de hielo en los polos, el frío atmosférico puede originar olas como la presente. Hay observaciones sobre el clima de Castilla La Macha durante 34 años en que el número de días fríos se ha mantenido. Se observa que tanto la brusca llegada del frío como las intensas etapas de calor resultan fatales para los seres vivos en general y las personas en particular. Según el ISCIII, el frío aparece más perjudicial porque nos vamos desadaptando a esa realidad por su menor frecuencia, hasta llegar a ser igual de peligrosa al más abundante calor.

Desde Fonchanina, aldea de Montanuy, llega la oposición a la ampliación de pistas de esquí en Cerler. Rafael Casal y parte de sus vecinos del valle de Costanesa no están de acuerdo con el plan firmado hace lustros. Aunque tal propuesta era una solución ante la creciente despoblación de la zona, ellos proponían alquilar el suelo en lugar de venderlo. Parece que sienten la necesidad de mantener la montaña que recuerdan al margen de la eclosión del turismo. Rafael habla del tiempo en que por allí vivían 12.000 ovejas que limpiaban las malezas que han sido pasto de sucesivos incendios en aquellos hermoso parajes. Lamenta aquella brucelosis que llevó al sacrificio de toda la cabaña y a la ruina a tanto pastor en la zona. Él, que durante años trabajó en el Parque Natural cercano, siente la necesidad de que se busquen soluciones más naturales ante la despoblación. Sigue manteniendo su criterio, en parte respaldado, por la sentencia judicial que en 2.010 paró el proyecto, por el impacto ambiental que el mismo suponía. Datos como tres campos de golf y 4000 viviendas hacían inapelable la tal sentencia. Por el contra, el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático informa que la subida del calor en el lugar es 1,3 grados mayor que la media del planeta. A la vez que acredita que las nevadas en los últimos años apenas permanecen una semana. Esa realidad regular no la puede invalidar una gran nevada, signo del extremismo climático que, junto a una tendencia general y progresiva de calor, no excluye el frío que, aunque menor, también se extreme ne olas.

Aunque bajen las pretensiones de estos proyectos, hay agresión a la naturaleza que no puede justificar la creación de empleo, o llenar así la España Vacía. Si miramos bien, veremos que tales iniciativas acaban siendo pan para hoy y hambre para mañana. Hambre y más desastres para el mañana de las siguientes generaciones. Generaciones que ya van intuyendo y nos lo recriminan.